El ifrit es un djinni del fuego, un asesino vengativo, implacable, imparable, causante de la muerte de las ciudades. Se alza desde la desolación, desde las tierras destrozadas, y su signo es una luz resplandeciente. Siente la vitalidad de su víctima y la atrapa con su ojo ardiente hasta drenar toda su vida, como una araña descascarilla una mosca. Un dua al-mas'alah, una oración, una verdadera penitencia es la única defensa.
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