Se deben decir algunas cosas sobre la tortura. Había calculado que la reacción que obtendría de las víctimas variaría mucho según la persona. Afortunadamente, no ha sido así. Los seres humanos tienden a reaccionar de forma muy similar al dolor físico y al miedo de la anticipación.
Debo hacer mucho hincapié en la importancia de controlar a las víctimas antes de proceder. Incluso la criatura más tímida puede estallar en brotes de violencia donde su fuerza excede lo previsto. Si se pone especial interés en reducir a la víctima, no debe haber ningún problema, pero también supondrá un obstáculo para el efecto que busco. Por lo tanto, los pasos correctos a seguir son: controlar a la víctima mientras aún está aturdida, presentar la forma de tortura a la que se le va a someter y, después, continuar con el acto en sí.
El objetivo de la presentación es infundir miedo. La mente humana es muy eficiente ya que se producirá más miedo con el simple hecho de imaginárselo. Al infligir dolor, se debe evitar producir un enorme daño ya que resultará más eficaz si se puede mantener el proceso. Además, se debe infligir dolor por tandas, si es posible con pausas para dejar que el cuerpo se recupere. Si se está azotando o cortando a la víctima, se debe golpear una vez, esperar a que se alivie el dolor y, a continuación, volver a golpear.
Mientras el cuerpo sufra, seguirá produciendo la esencia vital y saturando la sangre con sus propiedades. Sólo procediendo con sumo cuidado se conseguirá que la victima produzca el máximo efecto. Si la víctima no se comporta según lo esperado, es probable que todo esto no sirva de nada. Para que esto no suceda, se les debe dar a beber la poción de Amnesia y volver a intentarlo más tarde.