El buen capitán tiene que hacer de estadista imparcial, pretender que los Kel Hanan son más que salvajes, darles el «beneficio de la duda». Es un imbécil. Ese grupo de Tesemt son peor que los Beduinos, ni los Tuaregs se fían de ellos. Recuerdo las historias que contaba Maxime; despellejaron a dos de la tropa de Albert, los dejaron morir allí, gritando, con sal restregada en la piel, todo en nombre de esa «gran madre» suya. Fingen bonitas sonrisas y le dan al capitán piedras pintadas, pero son los peores demonios. No son tantos. Si yo fuera comandante, los masacraría y luego inventaría excusas. Quizás lo hagamos de todos modos.