Estoy derrotado. No hay forma de volver. No hay ningún sitio al que ir.
He buscado un portal, pero no hay ninguno. He triangulado los puntos más débiles usando los cálculos de Lévi, pero no puedo abrir una brecha, puesto que no tengo una amuleto del viajero.
No tuve en cuenta la advertencia de Brennenburg. Pero ¿Qué opción tenía? La sombra percibió el orbe. Tenía que arriesgarlo todo y atravesar el portal.
No hay agua ni ningún otro medio de subsistencia. No viviré mucho tiempo.
Si tú, lector, viajero, vengas del mundo que vengas, comprendes y sabes lo suficiente como para hablar con los habitantes del mundo humano llamado Tierra, hazles saber lo siguiente:
Yo fui el primero en resolver los misterios de los constructores de la puerta. Yo fui el primer humano en romper las fronteras entre los mundos. Yo, el profesor Thurston Aloysius Herbert, de Cambridge, Inglaterra, fui el primero,
Que Dios me perdone.