19 de Agosto de 1839
¡No es justo! No tengo la culpa. He sido manipulado por ese demonio. Jugó con mi sentimiento de culpa y me embaucó para que me enfrentara solo con la Sombra. Ese hombre vil y conspirador. ¿Espera que vaya al encuentro de la muerte mientras él roba un poder que supera lo imaginable?
Te mataré, Alexander, por lo que has hecho. Ojalá la Sombra me hubiera cogido en Londres o en Argelia. Así no tendría que sufrir esta humillación. ¡Me has convertido en un asesino, un monstruo!
Y ahora, simplemente espero mi muerte. Soy demasiado débil para seguir adelante. Apenas puedo levantarme, me fallan las piernas. No veo porque tengo los ojos llenos de lágrimas. Estoy tan deshecho como los hombres a los que he torturado. Si tan sólo pudiera acabar con mi miedo como hicimos con ellos.