No se deben utilizar las cuchillas con obispos grasientos ni herederas tragonas. Los cortes de primera para las cubetas de clasificación y, lo mejor de lo mejor, como siempre, se devuelve al camarero retrasado de las cocinas de arriba para que prepare un estofado, lo rellene, lo aderece con salsas, lo reboce y lo vuelva a sacar a la mesa para el festín de la noche siguiente. Eso sí, no todas las noches, aunque hemos empezado a aumentar la frecuencia del acto final. A diferencia de los pobres, a los ricos los echarán de menos, solo es cuestión de tiempo. Pero seguiremos mimándolos y preparándolos. Ahora, nuestros alimentos de primera se exportan a mansiones y residencias de todo Londres. Últimamente se ha hablado en The Times del sobrepeso de los más grandes personajes, con sus dietas a base de vinos de primera y carnes de calidad. De hecho la semana pasada, en Punch, aparecía una viñeta con el vizconde Selwyn en forma de cerdo relleno, colocado sobre una bandeja con sus colegas, preparados para la cena. Sin duda, se trata de una difamación cruel y cobarde.
Pero estaba delicioso.