Nadie echa de menos a los pobres. Si retiras de las calles a unos cuantos huérfanos, el mundo te dará las gracias. Si una puta desaparece, habrá un caballero aplaudiendo. Si matas a un mendigo, habrá una dama que, por fin, puede pasear tranquila.
Los odio. Los odio más que a los otros. Tanto priviligeio, tantas pretensiones. Se hacen llamar líderes, pilares de la sociedad... todos esos ricos apestosos. La porquería la llevan por dentro, pero no por ello son menos sucios.
Tengo planes para todos ellos. Los alimentaremos, y después nos alimentaremos de ellos.