En América, hablan de construir ciudades que lleguen hasta el cielo. A mí me parece una locura, pero quizás sea simplemente porque se trate de una nación sin historia. Caminamos sobre nuestras historias, están compactadas sobre el telar que se encuentra bajo nuestros pies. Los ingenieros que contratamos hablaban de ello. Hablaban de cómo, al construir los trenes subterráneos, muchas veces encontraban túneles más viejos que cruzaban la capital.
¿Qué palacios yacen enterrados bajo nosotros? Estamos excavando, cavando más y más, y adueñándonos de lo que encontramos. Mi arquitecto afirma que, en el centro del planeta, hay una gran bola de hierro: el huevo del mundo.