¿Qué es este templo impío? Debajo de la gran caldera, ese percebe amoratado, esa cacofonía, ese corazón de odio que se desborda, inflamado. ¿Qué es este silencio, esta tranquilidad, este aire de muerte palpable que he encontrado?
¿Cuál es esta agua azul y limpia, sin mancha ni olas, qué luz se apodera de mí? ¿Qué varas penetran estas aguas, este metal tan diferente al latón o al acero? Un brillo lechoso en la superficie, una limpieza blanca, como algodón, que envuelve un poste. Con su zumbido, esa vibración demente, ¿electricidad, energía? ¿Cómo pueden ser tan claras estas aguas profundas? ¿Cómo pueden estas varas descender por la tierra?
Por doquier, por arriba, aquí donde estoy, la máquina siempre es lo que es, metal oscuro, juntas, escaleras y juntas. Y así, aquí es donde mamamos la teta recién nacida del mismísimo Dios.